domingo, 23 de septiembre de 2012

Articulo de Opinión

¿Existe libertad de expresión en el Ecuador?



Todos los ecuatorianos hemos sido testigos del cierre definitivo de emisoras de radio como, Cosmopolita (Quito), Morena (Guayaquil), entre otras, además no podemos dejar atrás el cierre de Telesangay, cierre temporal de Teleamazonas, juicio contra Diario El Universo.
¿Será esto libertad de expresión? Es la pregunta que algunos ecuatorianos nos hacemos, ya que a diario leemos en algunos medios impresos sobre la repentina salida de periodistas de sus espacios investigativos como Janeth Hinostroza, que tuvo que dejar el noticiero y su reportaje del caso Banco Cofiec o el ataque frecuente a ciertos periodistas como Alfredo Pinoargote, por pensar diferente al actual régimen.
La prensa libre, la libertad de decir lo que pienso, la libertad de expresión se está extinguiendo en Ecuador. Las grabadoras y cámaras de video que se utilizaban para hacer eco de las opiniones del pueblo se han transformado en la bandera de la resistencia periodística. Un estandarte cada vez más difícil de sostener en lo alto, cuando en el suelo hay grupos organizados encargados de agredir a reporteros, camarógrafos y fotógrafos.
Cualquier persona con sus cinco sentidos bien puestos no puede cegarse ante un hecho evidente, pues el primer mandatario es cuestionado severamente en  televisión, radio y prensa por su gestión, esto no le agrada y muchas veces lo lleva a emitir continuas ofensas a los periodistas y tomar decisiones a través de diferentes organismos para cerrar medios de comunicación, pues  estos son los mecanismos que nos permiten decir que en el Ecuador se está extinguiendo la libertad de expresión y son estos los que están afectando el ejercicio independiente del periodismo, a pesar que la Constitución consagra a la libertad de expresión es  un derecho individual y colectivo  y la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 en el artículo 19º nos dice que es un derecho fundamental que gozamos todos los seres humanos.
Los abusos del poder no han pasado desapercibidos ante las miradas internacionales. La Sociedad Interamericana de la Prensa (SIP) ha ratificado el “carácter totalitario del gobierno ecuatoriano que encabeza el presidente Rafael Correa”. Además, la SIP sumó a Ecuador a los países que sufren “un patrón de adversidades comunes a manos de presidentes arbitrarios e intolerantes que buscan acallar a la prensa crítica”. Pero esto no sirve de mucho. Correa ya ha demostrado que no cederá a presiones de otros países.
Caer o no en el vacío de la desinformación está, entonces, en las manos de los ecuatorianos. Se puede respetar la labor de los periodistas o apostar por la destrucción de “los lacayos del imperio”. En el primer escenario, se seguirá un legado de libertad que se ha inspirado en la PRESIDENCIA DE CHAVEZ. En el segundo, se formará un monólogo de propaganda oficialista que señalará cualquier denuncia popular (como las firmas falsas) como una mentira contrarrevolucionaria. De ocurrir esto último, serán los propios correistas quienes rueguen por el regreso de los medios de comunicación “apátridas”. Al fin y al cabo, recuerden: NUNCA SE SABE LO QUE SE TIENE, HASTA QUE SE PIERDE…



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